Al que más y al que menos, a todos se nos llena la bandeja de entrada de nuestro correo electrónico de "ofertas" de todo tipo: menús de restaurantes de la zona a precio de derribo, vuelos baratos, vacaciones con hotel incluido por menos de lo que vale una barra de pan... Son las actividades y viajes low-cost o a bajo precio.
La cuestión es saber qué hay detrás de todo esto y si en realidad es oro todo lo que reluce. Es obvio suponer que en algún sitio debe haber trampa, por que nadie regala nada.
La cuestión clara es que un hotel que cobra las habitaciones, por ejemplo, a 100 euros noche, el que a través de estas páginas se pueda contratar a 30 euros levanta, cuanto menos, sospechas. La respuesta es simple: siempre es preferible tener una habitación cubierta a menor coste que tenerla sin ocupación. Ahora bien, no espere un trato exquisito, ni la mejor habitación, ni preferencia en tema alguno: serán considerados (parafraseando a los propios hoteleros y hosteleros) como "clientes de segunda". No será la primera vez que algún cliente low-cost escuche ante sus narices la frase: "Y por lo que ha pagado, ¿qué esperaba?", para luego remitirle a la página si quiere hacer una reclamación (lo más gracioso y cuando se le quedará definitivamente "cara de póker" es cuando reclama a dicha página y en ésta le vuelven a remitir a la empresa que desarrolla la actividad o al hotel, creando así un círculo vicioso de difícil solución).
No hay más que buscar críticas de este tipo de páginas en Google y aparecen a cientos. Lógico. Pero aún con todo y con eso, siempre hay posibilidades de disfrutar de algo caro a precios baratos, ¡aunque se corran ciertos riesgos!.
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